La interminable «casilla de salida» de El Corte Inglés con su plantilla para consolidar su rumbo económico antes de 2026

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El Corte Inglés moverá a 2.100 trabajadores de sus servicios centrales a sus establecimientos comerciales bajo un plan a 2025 que, además, contempla un plan de salidas para un máximo de 630 personas.
El objetivo de la compañía es consolidar su rumbo económico y digital antes de 2026, pero tanto movimiento ha ido mermando a una plantilla «hastiada de vivir en una permanente casilla de salida».
Las decisiones en una multinacional han de ser veloces o, al menos, ir un paso por delante del resto del mercado para no quedarse atrás.

El Corte Inglés, gigante patrio de la distribución, entendió tras el mordisco de la pandemia que debía sentar las claves de una estrategia firme para encarar el futuro. Y ese horizonte pasaba sí o sí por la onmincanalidad o, lo que es lo mismo, forjar a un cliente dispuesto a comprar en cualquier canal —físico, online o telefónico—.

Bajo este reto, el grupo de distribución explicaba en su informe no financiero que había puesto en marcha diferentes líneas de actuación que iban desde la inversión en sus centros comerciales a la firma de alianzas con socios estratégicos y plataformas digitales. Todo para cumplir con lo prometido en su plan estratégico para 2026, con el que la compañía presidida por Marta Álvarez espera impulsar el crecimiento y asegurar la solidez financiera.

Más allá de cualquier estrategia, la mejor herramienta de El Corte Inglés para encontrar su rumbo sigue siendo su mastodóntica plantilla. Pero tanto viaje de ida y vuelta con su fuerza laboral ha ido erosionando también a unos trabajadores «hastiados y en una constante casilla de salida» que parece no tener fin.

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Reformulación continua de su plantilla
El que fuera el mayor empleador del país lleva años atrapado en una continua reestructuración de su plantilla que, al cierre de su ejercicio 2022, se movía en unos 75.300 empleados solo para el mercado doméstico, cada vez más lejos de los más de 80.000 trabajadores de media que tenía años atrás.

Prueba de ello es que en España, su principal mercado, el grupo ha perdido más de 16.400 puestos de trabajo en tan solo 10 años. Una década en la que, por lo tanto, el cambio de su fuerza laboral ha sido una constante. Destaca la venta de su división informática —con más de 2.000 empleados— en 2019 o el plan de bajas voluntarias de 2016, al que se acogieron más de 1.300 empleados mayores de 58 años.

Pero a pesar de que su plantilla ya experimentó un descenso del 10% entre 2019 y 2020, el movimiento más trascendental, indudablemente, solo estaba por llegar.

El zarpazo de la pandemia desató una tormenta perfecta en el grupo, que se vio obligado a una transformación sin precedentes tras el primer resultado negativo de su historia, lo que le condujo a un ERE inédito en sus más de 100 años de vida que se saldó con la salida del 3,7% de su plantilla (3.000 personas).