No es necesario meterse muy a fondo en la UACJO (Universidad Autónoma Cleptómana Jorobada de Oajacalifornia) ni hacer profundas y extenuantes investigaciones para descubrir el marranero. Desde la calle, a través de las rejas metálicas, todo queda expuesto, explícito y público: se puede ver la desolación, el saqueo, las facultades y el deportivo sobre la Avenida Universitaria cayéndose a pedazos. No hubo mantenimiento ni se amplió ni modernizó nada en los años y años en que, eso sí, los rectores han erigido sus riquezas, sus amplias y lujosas casas, sus gordas (y las de sus prestanombres) cuentas bancarias.
Y si se mete un pie en la UACJO, apenas la punta del pie, todo es mucho más y más evidente conforme se explora, de poco en poco, apenas la crudeza de lo público al interior: Corrupción, acoso (sexual), hostigamiento, persecución, amenazas, coacción, extorsión, sobornos, inseguridad, baños que no tienen papel higiénico ni agua, caos, sillas, banca, mesas, instrumentos, aparatos, libros, lavabos, microscopios, infraestructura e inventario rescatable y en los límites de lo útil, corroídos por la podredumbre del robo descarado.
Pero si se hacen las auditorías «financiera», «forense», «administrativa» y «académica», como exigen líderes sindicales a la Fiscalía General de la República, Secretaría de la Función Pública y a la Auditoría Superior de la Federación, se encontrará los hilos y los culpables directos del descomunal deterioro de la UACJO. «La autonomía se ha vuelto un manto de impunidad para el saqueo histórico que ha sufrido nuestra Universidad», aseguran.
Y es que universidades como la UACJO sean «autónomas», no quiere decir que sean autosuficientes, pues necesitan del presupuesto, del Dinero Público para operar, para funcionar. La autonomía no es suficiente, o no debería serlo, para encubrir el robo. La autonomía no sirve para dar dinero y pedirle que se vigile a sí mismo y se castigue a sí mismo si llega a robar algo de ese dinero. Y como las universidades autónomas como la UACJO necesitan del Dinero Público, es decir, dinero del Pueblo, a todos nos atañe y debería preocupar el manejo de esos recursos PÚBLICOS (por si salen con su «¿Y a ustedes qué les importa si ustedes ni sus hijos no van a la UACJO?»).
Carasucia, defensor del marranero autónomo
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El diputado michoacano por Oajacalifornia, Benjamón Robes Montones, Carasucia, se ha pronunciado «a favor de defender la autonomía de la UACJO», es decir, QUE ESTÁ EN CONTRA DE LA INTERVENCIÓN DE LA FGR Y LA ASF PRA AUDITAR Y CASTIGAR A LOS CULPABLES DE LOS HISTÓRICOS ROBOS A LA UACJO.
El diputado Carasucia, aspirante a gobernar nuestra entidad, fue el enlace entre Olises Ruin y Ladino Cué para negociar impunidad «intersexenal». Carasucia cobró millonarios moches para garantizar la impunidad del ex góber carnicero y algunos de sus ex colaboradores y miembros del gabinete. No sorprendería que esté embarrado hasta las nalgas de corrupción y desvíos en muchas dependencias del sexenio de Ladino, y que inclusive se haya beneficiado directa o indirecta con los saqueos HISTÓRICOS a la UACJO.
Carasucia, como dato extra, ha mantenido activo al empresario extorsionador Coco Castillo, después de la graciosa huida de su amigo íntimo, Ladino Cué. Coco Castillo y Carasucia son socios en el afán de llegar a la gubernatura de Oajacalifornia y, además o en su defecto, apañar cualquier negocio turbio que los mantenga vigentes.
La UACJO recibe un presupuesto anual de más de 1 mil millones de pesos. Además, tiene a su disposición otras partidas y presupuestos para mantenimiento, construcción, reconstrucción, desarrollo y equipamiento. No es una universidad pobre ni abandonada. Se le ha dado mucho más de lo que merecen sus rectores ricos y líderes sindicales solapadores.
PD: Francisco Magnatínez Neri, si se hace una investigación a fondo y con que apenas le roce la posibilidad de acusaciones de participación directa en los saqueos de la UACJO cuando fue rector, no habrá forma de considerarlo como candidato por el Partido Morenaza a la gubernatura, así que podría ser pronto un cartucho muuuuy quemado.
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BenMorin