Entrevista a Porfirio Chagoya Villanueva «La paternidad me ha mejorado como persona».
Conozcamos a Porfirio Chagoya Villanueva, tiene 35 años, tiene un hijo de mirada profunda de nombre Porfirio que tiene meses.
¿Cómo te ha cambiado la paternidad la vida?
Ser padre ha sido un cambio enorme en mi vida, ya que pasar de tener una serie de obligaciones dentro del núcleo familiar, cambiar todo ese mundo con la llegada del pequeño a casa, se convirtió en un salto brutal y sin red, hacia la maravillosa aventura de la paternidad.
La vida me ha cambiado en la manera de ver las cosas, en la manera de sentirlas y, ante todo, en la manera de vivirlas. Los temas han pasado a convertirse en una sucesión de hechos diarios que tienen como único objeto la crianza del pequeño Porfirio. Un camino maravilloso, aunque no nos engañemos en ocasiones duro, pero que tiene un final feliz, como es ver a mi hijo crecer día a día y evolucionar como personas dentro de la sociedad en que vivimos.
Y tú, ¿has cambiado mucho?
La paternidad me ha cambiado como persona, cosas que pasan a diario y que antes veía como un hombre y ahora he pasado a verlas como padre.
Entonces, ¿qué significa ser padre?
Ser padre significa aprender cada día, equivocarse y acertar para volver a equivocarse y volver a acertar, me considero un seguidor del método ensayo-error. En definitiva, ser padre es aprender al lado de mi hijo y evolucionar en mi camino como padre de la misma manera que ellos evolucionan en su camino como personas.
¿Eres el padre que deseas ser?
Procuro serlo en la medida de lo posible, pero como buen humano me equivoco y mucho y en el hecho de ser padre no podía ser menos, así que también tengo momentos de errores mezclados con algún punto de éxito.
¿Educas como te educaron a ti?
Intento que no, pero me explico para que no haya malentendidos. Estoy muy contento de mi educación, pero provengo de una época, que por desgracia aún vivimos en algunos lugares, donde la figura paterna era un simple proveedor de dinero en casa, una persona que sólo estaba para trabajar y cuando llegaba a casa tenía que estar tranquilo y no se le tenía que molestar.
Eso hizo que la mayoría de los hombres de mi generación fuésemos criados por mamá (imagino que de aquí viene ese sentimiento tan latino de «veneración» que tenemos los hombres hacia la madre), mientras que el padre era solamente eso, el cabeza de familia.
Yo procuro hacer todo lo contrario.Somos dos y por ello ambos nos dedicamos por igual, nos convertimos en parte activa de la crianza y la educación a partes iguales del pequeño.