LAS VACACIONES DE GATELL
En la política, tanto como en la vida, los errores suceden y cuestan; hay que pagarlos. El caso de las vacaciones de López Gatell y de la interpretación alarmista construida por los sectores conservadores tiene sentido y no. El suceso puede analizarse, de forma abundante y hasta lógica, en modo de cuestionamiento y también de defensa y hasta justificación.

Y conste que creemos en el proyecto de 4T, sin embargo, no puede negarse que le falló el sentido común al brillante académico. No puede negarse que era arriesgado e imprudente tomar vacaciones públicas, en un entorno de víspera electoral; de tensión política y de profundización de la crisis sanitaria.

Pero que se le va a hacer. Asi somos los humanos, a veces imprevisibles y hasta contradictorios: plena subjetividad de las personas. Gatell demuestra que la soberbia no es buena consejera. Pero tampoco hay que tirarse al piso, ¡eh!.