RUTA2022, encartes y descartes en Oaxaca

Foto del autor

By admin

El proyecto interoceánico, las protestas sociales y del magisterio requerirán del próximo gobernador de Oaxaca sensibilidad política.

Por: Alejandro Cacho, Heraldo de México

Del menú electoral del próximo año, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo serían la prioridad para el presidente Andrés Manuel López Obrador. Quintana Roo por el potencial económico, turístico y la ventana internacional que representa para el país. Tamaulipas por la importancia de arrancarle otro estado al PAN, ganar un segundo estado fronterizo del norte, el más importante en la exportación e importación de mercancías. Es también económicamente atractivo por su producción agropecuaria, pesquera y petrolera. Y Oaxaca, porque para el Presidente representaría una reivindicación ideológica y política con sus 570 municipios, mayoritariamente indígenas.

No es casual la importancia que López Obrador ha dado a Oaxaca desde que llegó a Palacio Nacional, como ningún otro Presidente del pasado. El Tren Transístmico que pretende conectar al Océano Pacífico con el Golfo de México, y todas las obras en su entorno, es clarísimo ejemplo.

Es, además, un estado sumamente complejo. Uno de los más pobres, atrasados y culturalmente diverso. Históricamente fue conflictivo, donde las protestas sociales eran cosa de todos los días. El Zócalo de la capital estaba permanentemente ocupado por grupos diversos con demandas de toda índole. Con la amenaza permanente de la guerrilla. Oaxaca es también el bastión más importante de la disidencia magisterial de la CNTE. ¿A quién la confiará el presidente ese complejo escenario?

Alejandro Murat, el gobernador consentido de AMLO, ya destapó los nombres de quienes podrían ir por la alianza opositora PRI-PAN-PRD. Llamó poderosamente la atención el nombre de Francisco Ángel Villarreal, actual director del IEEPO. Logró conciliar y acordar con la combativa Sección 22 de la CNTE, que durante décadas puso de cabeza al estado. Paco Villarreal cambió la radicalización política, ideológica y la permanente confrontación, por una relación de respeto, acuerdos y resultados. Ha sido diputado local y federal; ha tenido cargos en cinco gobiernos estatales y representante de una delegación federal.



El proyecto presidencial interoceánico, los programas sociales de la 4T, la deuda histórica con las etnias, las protestas sociales y del magisterio requerirán del próximo gobernador de Oaxaca sensibilidad política, experiencia probada y capacidad de negociación. Mucho ojo con eso.