SAN JUAN MIXTEPEC, Oaxaca.- A pesar de estar encima de grandes yacimientos, en este pueblo mixteco nadie apuesta por la minería como una opción para cambiar su destino y terminar así con la pobreza que se ha enseñoreado desde tiempos inmemoriales.
Las sombrías consecuencias que dejó la operación de una mina de antimonio en la comunidad Los Tejocotes –principalmente en los años 40 para alimentar la industria militar de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial–, constituyen los principales argumentos para su oposición.
Aunque 195 mil hectáreas de su territorio ya están concesionadas por la Secretaría de Economía (SE) a la compañía Nacional de Minerales y Metales, S. A. de C. V., para la explotación de antimonio, plata, oro, plomo, zinc, cobre y mercurio. Además, se han encontrado grandes vetas de carbono en los lomeríos cercanos a los márgenes del Río Mixteco.
“Sabemos que tenemos muchos minerales, incluso se dice que hay hasta uranio, pero no es ese el desarrollo que queremos porque la minería siempre trae consigo contaminación y muerte”, aseveró el presidente municipal, Adolfo Gómez Hernández.
Independientemente de la concesión minera otorgada por la SE, el interés por los minerales San Juan Mixtepec ha resurgido en los últimos años con las constantes visitas de geólogos para hacer investigaciones y exploraciones en diferentes lugares.
“Hace poco vinieron expertos del Servicio Geológico Mexicano con GPS (sistema de posicionamiento global que permite determinar la posición de un objeto) a estudiar y explorar los minerales que hay acá; después, el año pasado, se presentaron otros a revisar el carbón y nos dijeron que es uno de los mejores”, señaló.
Sin embargo, los geólogos solamente recibieron autorización de la asamblea general de comuneros para practicar los estudios y la exploración.
“La gente dijo ‘vayan a checar, vean, pero no toquen’. Eso fue solamente lo que se autorizó”, asentó.
La determinación del pueblo está fundamentada principalmente en el saldo negativo provocado por la operación de la mina en Los Tejocotes, donde murieron muchos peones por accidentes y otros por enfermedad.
“Muchos de quienes trabajaron murieron ahí por tuberculosis o sepultados. Y no solamente fueron de aquí sino también de Magdalena Peñasco, Tlaxiaco, Santiago Juxtlahuaca, Santa Cruz Nundaco y Tecomaxtlahuaca”, apuntó.
Además, la mina operada en ese entonces por la Compañía Minera de Oaxaca S.A., filial de la Texas Mining & Smelting Division of National Lead Co., fue la única que se enriqueció por la explotación del antimonio en plena Segunda Guerra Mundial.
Saldo negativo
“¿Qué ganó el pueblo? Nada, solamente muerte y enfermedades porque todo el dinero fue para los gringos dueños de la mina. Ni siquiera supo a dónde se fue su mineral ni mucho menos supo que influyó para que Estados Unidos ganara la guerra”, refirió.
Aparte de esto, la contaminación en ríos y arroyos que generaría la explotación de una mina, ha concientizado y sensibilizado al pueblo para manifestar su rechazo.
“Sabemos que en otros lugares de México y el mundo, las minas contaminan con sus desechos y generan muerte. Nosotros nos oponemos porque acabarían con el río Mixteco, que es nuestra fuente de vida. Las vetas encontradas, sobre todo, la de carbón, están a escasa distancia”. Por eso, decimos no”, terminó.